La ecografía de la semana 12 se realiza cuándo la medida del embrión, tomada desde la cabeza a la rabadilla está entre 45 y 84 milímetros. Esto se corresponde con un embarazo comprendido entre las semanas 11 y 13,6 semanas de gestación contadas desde el primer día de la última regla.

   En la semana 12, el feto se puede explorar tanto con sonda abdominal como con sonda vaginal. La elección de la vía viene condicionada fundamentalmente por las condiciones maternas, la presentacion y posicion fetal y será valorada por el ecografista. Ambas se consideran vías válidas. A través del abdomen, la resolución es un poco menor, pero se puede estudiar al feto en planos más adecuados. A través de la vagina, la resolución es mayor pero el desplazamiento de la sonda está limitado. En cualquier caso, no son vías excluyentes. La mayoría de los ecografistas utilizan las dos cuando lo estiman oportuno.

   A partir de la semana 11 se pueden distinguir con claridad la cabeza, el tórax, el abdomen y las extremidades. El embrión está rodeado de una cantidad abundante de líquido amniótico, es bastante móvil y tiene tendencia a apoyar la espalda sobre la cara posterior del útero, lo que nos facilita las mediciones.

   Los objetivos de esta exploración son varios:

Establecer el riesgo de anomalías cromosómicas. La translucencia nucal, junto con otros parámetros, forma parte del cribado de cromosomopatías del primer trimestre.

Estudio de la anatomía fetal. Aunque la ecografía morfológica -dedicada más específicamente al estudio de las anomalías fetales- es la de la semana 20, en este tiempo ya se pueden detectar varias anomalías morfológicas mayores.

Cribado de preeclampsia (hipertensión arterial en la segunda mitad del  embarazo). La medición del índice de pulsatilidad en las arterias uterinas (por ecografía Doppler pulsado) puede ayudar en la detección de embarazadas con riesgo desarrollar preeclampsia durante el embarazo sobre todo en pacientes de riesgo o con antecedentes.